El amor en tiempos de las vanguardias artísticas

Sonia Martínez Moreno, Académica de la Licenciatura en Historia Universidad Andrés Bello

Opinión 14/02/2023 Editor
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El amor de pareja es “un sentimiento vivo del afecto y pasión”, asimismo existe una fuerte atracción emocional y física, donde “sentimos mariposas en el estómago”. El amor puede ser de mil formas; una de ellas es el amor libre, que es la facultad que tenemos para escoger como vivir y expresarnos. Sobre esto: ¿cómo se manifiesta el amor libre en el campo del arte visual? 

En el caso de los artistas de la vanguardia y sus amores, podemos apreciar cómo se revelan diversas formas de expresión de los sentimientos por medio del arte.

Pablo Picasso fue uno de los artistas cubistas que vivió el amor en todas sus etapas; la devoción, la inspiración y lo tortuoso del ocaso de una relación. Él amó a 8 mujeres, las más recordadas son Dora Maar y Jacqueline Roque. Todas fueron sus musas inspiradoras, pero también todas fueron sus estrellas fugaces. Picasso tenía un corazón tan libre como su pincel y fue más fiel a su amor por las artes que a las personas. Otra pareja de artistas cubistas fueron Robert y Sonia Delaunay, un matrimonio donde sus pinceles se entrelazaron, y que mediante el apoyo y el afecto permitieron crear obras armónicas del cubismo órfico.

Por otra parte, Salvador Dalí amó profundamente a Gala. Estaba encantado de la inspiración que ella ejercía en su proceso de creación. Gala fue su musa, su modelo, a quien plasmó a lo largo de su vida en espacios oníricos y de ensueño propios del surrealismo.

En Latinoamérica, Frida Kahlo, pintora mexicana, escribió una vez a Diego Rivera: 

“Mi Diego: Espejo de la noche […] Todo tú en el espacio lleno de sonidos – en la sombra y en la luz. Tú te llamarás auxocromo el que capta el color. Yo cromóforo – la que da el color. Tú eres todas las combinaciones de los números. La vida” (Carlos Fuentes, El diario de Frida Kahlo, 2014, p.20).

Esta cita no solo es una declaración del enorme afecto de la pintora hacia Diego, sino que además es una confirmación de la complicidad artística. Muchas veces se ha expuesto el desamor entre Frida y Diego, pero ella más bien creía en el profundo amor libre que se profesaban y que era muy común entre los artistas de vanguardia. Una vez la artista mencionó que las personas preveían que ella sufriría con Diego, pero señaló a modo de metáfora que los márgenes del río no sufren porque este corre caudaloso. Además de amar a Diego, Frida conquistó a varias mujeres y hombres artistas, demostrando así, lo desinhibida y adelantada que era para su época. 

Que sería del Arte sin esos grandes amores, donde la pasión es el catalizador de la imaginación para crear; un torrente impetuoso de afecto y deseo que transforma un momento íntimo en una creación eterna. Hoy en día al visitar los museos y las galerías de arte podemos ver las historias del pasado que han quedado plasmadas en nuestra retina y memoria, y que, en otras palabras, nos recuerdan que existen todas las posibilidades y formas de amar.

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